La verdad que tenia ganas de hablar sobre este tema. No es que no me encante dar el pecho, de hecho, para mi es un momento de felicidad. Pero como todo en la vida, no es oro todo lo que reluce y no todo es perfecto. No voy a hablar de claroscuros, porque en mi caso no los hay. Ni pienso entrar en guerras teta/biberón. Ademas yo he estado en los dos bandos, o mas bien en ninguno. Os voy a hablar de las cosas que me pasan en el día a día como madre lactante. Algunas de las que hacen que se me hinche un poquito la vena de la frente. Seguro que si sois madres lactantes os reconocéis en alguna. Incluso si no dais el pecho, seguro que con algunas diferencias, también. Hoy os voy a contar cosas que no me gustan de la lactancia materna.
Cosas que no me gustan de la lactancia materna:
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Oye esta llorando ¿No tendrá hambre?.
Con Medianillo no me paso tanto porque ya senté la bases con Pirata. Pero con el primero, lo que recuerdo con mas agobio, es que cada vez que al peque le pasaba algo me lo trajeran alegando que seria hambre. No podía ser caca o sueño o un pelo en el chupete, no. Todo lo que le pasaba era hambre. Esto me sacaba de quicio. Porque me sentía responsable de solucionar cualquier cosa. Como si mi teta fuera la panacea. Si me negaba, después tenia sentimientos de culpa. Aunque supiera que realmente el peque no quería comer.
Terminas de dar el pecho y piensas, que se lo queden la abuela o el padre un rato hasta la próxima toma. Te vas al baño a darte una ducha, antes de que críen setas en el sobaco. Y mientras te enjabonas, abren tímidamente la puerta. «Estela que…esta llorando, digo yo que si no sera hambre». Solo escribirlo me pone de mala leche, nunca mejor dicho. Te enjuagas corriendo, sales de la ducha a medio lavar. Te vistes con cualquier horrendez que tengas a mano. Coges al peque y de repente…, el olor le delata, esta cagado. Suspiras, te resignas, le cambias y piensas «bueno pues voy a aprovechar para ordenar un poco el armario a ver que me vale». 5 minutos, no mas, asoma alguien diferente, para que no te mosquees. «Oye que esta vez si parece hambre». Te resignas nuevamente y le pones a la teta. El peque la rechaza y hasta llora cuando le acercas el pezón. No tiene hambre. Algo le pasa, claro que si, pero no es hambre. Así que optas por dormirle. A los veinte minutos, «ahora si es hambre, porque ha pasado mucho rato y se ha despertado inquieto». En ese momento estas hasta las narices, pero tu misma ya dudas cuanto tiempo ha podido pasar. Te lo pones al pecho y lo rechaza de nuevo. Entonces suelta un sonoro eructo. Y es que cuando pones a comer a un bebe que no tiene hambre, los cuatro chupitos que puede dar al pecho y la irritabilidad son suficientes para que meta una importante cantidad de gases.
Entonces te sientas, ya no a aprovechar ese inexistente momento de relax. Si no ha intentar calmar el mal humor que se te ha puesto. Y en ese momento le escuchas y enseguida te das cuenta que, ahora si, ahora si es hambre…
No me importa calmar a mis hijos con el pecho, es mas, es una de sus grandes virtudes. Pero no quiero que eso dependa exclusivamente de mi y tener que plantearme que estará sucediendo cuando no estoy. No quiero el pecho como remedio universal para todo.
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El sacaleches.
Tengo una intensa relación amor/odio con ese aparato. La verdad es que sin el, mi lactancia prolongada estaría perdida. Gracias a la caca de baja de maternidad y conciliación que tenemos en España. Porque si bien existen mas métodos de extracción, con un descanso de 15 tristes minutos (para mear, desayunar, extraer y no remunerados, de paso sea dicho) en toda una jornada laboral. Lo mas eficiente es un sacaleches.
Diréis «¿Si tanto te ha ayudado por que no te gusta?». Supongo que el día que me deshaga de el, tendré que marcarme un «Marie Kondo» y darle profundamente las gracias por sus servicios. Antes de regalarlo, donarlo o lo que sea que haga con el. Pero la verdad que sacarte leche con el aparato, para mi, es el mayor coñazo del mundo mundial.
Mirada al infinito, embudo y botella sujetos con la mano y ese sonido constante. A veces aprovecho para leer y otras para llamar por teléfono. Y mi interlocutor/interlocutora, siempre me acaba diciendo «ya te estas sacando leche». Ese ruido… Ademas debo ser la mujer mas torpe del mundo, porque siempre me mancho.
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Las mastitis.
Mi gran desconocida durante la lactancia del pirata. Sabia que tenia que ser doloroso, por haber escuchado a otras madres. Pero lo que no esperaba es que las matistis fueran a llegar cuando ya me consideraba, ingenuamente, una experta. Y es que fue durante mi segunda lactancia, ya instaurada, cuando llegó una sucesión de mastitis. Tres para ser exactos.
Decir que una mastitis es dolorosa es quedarse muy corto. Durante la primera, que fue la peor, recuerdo que solo el roce de la camiseta me hacia marearme. Al margen de la fiebre y los escalofríos, esta ese intenso dolor y la responsabilidad de tener un bebe lactante que necesita su alimento. No me extraña que suponga el fin de la lactancia para muchas mujeres. Yo soy absolutamente comprensiva con este tema. Pero si puedo aportar mi granito de arena, se bien que el miedo al dolor que produce el roce con el pecho afectado, nos hace creer que amamantar sera muy doloroso. Pero os aseguro que sera el mayor alivio que vais a encontrar. No hay medicamento ni remedio mas efectivo para aminorar el dolor de una mastitis, que la succión del bebe. Es mucho menos doloroso que vaciar el pecho con el sacaleches. Y por supuesto ese vaciado, es imprescindible.
Hace unos meses @mamacloc contaba su experiencia durante una mastitis por la que tuvo que ser ingresada de urgencia.
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Algunos grupos que parecen de lactancia, pero son otra cosa.
Se que este punto puede ser polémico y me da exactamente igual, porque es mi blog y mi experiencia. Los grupos de lactancia son maravillosos, por muchos motivos. Ayuda, comprensión, conocimiento, etc… Son solo algunos de los beneficios que nos va a aportar un grupo de lactancia. Luego después hay otro que poco tiene que ver con amamantar, pero que no deja de ser importante. Y es relacionarnos con otras personas, salir de casa, en un momento de nuestras vidas en el que esto cuesta. Sirven para normalizar la lactancia. Para recuperar el conocimiento de grupo, que hemos perdido la mujeres, al dejar de ver amamantar. Y después hay asesoras fantásticas, mujeres que se han formado para ello, que han amamantado y que practican la empatia.
Antes de contaros lo que no me gusta, quería hacer este alegato, para que quede bien claro, que solo son ciertos comportamientos y grupos los que no me gustan.
Y es que alguna vez me he topado con algunos grupos un poco extremistas, donde la empatia, ummm, ñegggg… No, no se practica. Yo siempre he creído que es mas constructivo aportar sin juzgar. Una mujer no va a replantearse no abandonar la lactancia solo porque le digas que todo lo hace mal. Tienes grietas, «es que colocas al niño mal». Tienes mastitis, «es que no alternas bien posturas». El niño no se agarra, «es que no lo sabes colocar al pecho». No te sube la leche, «es que no lo pones suficiente al pecho». «Si le das un biberón, estas perdida, no hay vuelta atrás». O el tan manido, «todas podemos amamantar». Y es cierto que prácticamente todas podemos amantar, pero que levante la mano quien nunca falle. Quien haya conseguido absolutamente todo lo que se ha propuesto. Quien nunca se haya visto desbordado.
Después están los típicos grupos de Facebook, que parecen loros de repetición. Enviándote constantemente a una información de la pagina web de turno. Como si en vez de personas, fuéramos autómatas y una respuesta estándar sirviera para todas las mujeres por igual. Hay miles de experiencias con la lactancia, yo misma, mis dos lactancias no han podido ser mas diferentes. Como para que venga nadie a limitar la lactancia a dos o tres únicas supuestas pautas o verdades absolutas. Y cuando alguien se atreve a compartir algún remedio que no este en el listado de la pagina de turno, lo demonizan al extremo. Mandando la experiencia y el conocimiento de grupo que se quiere recuperar para naturalizar de nuevo la lactancia, al garete.
Dicho esto, si tenéis una mala experiencia en este sentido, seguid buscando. Hay asesoras de lactancia maravillosas, que os ofrecerán sus conocimientos. Hay madres lactantes maravillosas, que os escucharan y os apoyaran sin juzgaros. Y por supuesto hay matronas y otros profesionales de la salud que verdaderamente cuidan de las mujeres. Así que no os conforméis si habéis tenido una mala experiencia. Seguid buscando, porque hay mucha gente dedicada a ello, deseosos de que los encontréis para poder ayudaros. Y si aun así, la cosa no sigue adelante, pues no pasa absolutamente nada y quien os diga lo contrario que se haga mirar cuantos puntos tiene en su carnet de madre/padre.
Bueno pues ya os he contado un poquito lo que no me gusta de la lactancia materna. Lo que si, es evidente, lo podéis imaginar y hay mucho escrito sobre ello. La leche materna como alimento, como método de recuperación tras el parto, etc… Y para mi hay algo fundamental, ese contacto especial, nos devolvió el tiempo que nos habían robado tras el parto del pirata.