Todos los días son días de algo. Pero hoy para mi y para muchas familias es mucho mas. El 15 de Octubre se conmemora el Día de la muerte gestacional y neonatal. Es un jornada para el recuerdo, para sanar un poco las heridas. Pero aun mas importante, es un día para la concienciación. Hoy me abro un poco en canal y voy a hablar sobre estas 3 cosas, recordar, sanar y concienciar. No es una publicación estructurada, sera como me salga de dentro.
Recuerdo:
¿Sabéis que he preferido olvidar los días exactos en los que tuve los tres abortos? Se que para al menos el primero, solo faltan unos días. Unos días en los que hace 4 años me estrelle contra la realidad para la que no me había preparado. Así que tomo esta fecha como un aniversario personal, como un aniversario para los tres. Cada uno vive el duelo a su manera y esta es la mía.
Si me pongo a revolver mi cabeza en busca de recuerdos, solo encuentro tristeza y vació. El recuerdo mas vivido que tengo es pedirles a los tres que por favor la próxima vez se agarrasen a mama, que se agarrasen a mi. Pienso en mi hijo mayor, pagando también un poco el precio de mi tristeza.
Recuerdo tener que tomar decisiones para las que no estaba preparada. Recuerdo a mi pareja por primera vez no sabiendo tampoco que hacer. El que aparentemente siempre tiene respuesta para todo. Recuerdo la sangre y querer estar sola. Y dormirme llorando.
También recuerdo a la ginecóloga poniendo mala cara porque acudiera a urgencias por una tontería. Recuerdo su frase de mala gana «bueno ya que estas aquí, te haremos una ecografia». Y como buscaba el latido como loca. Como cambio su actitud, pero sin pedirme ni una disculpa. Y como me hablaron mecánicamente del los procesos a los que podía optar. Como quien te cuenta las clausulas para dar de alta un numero de teléfono.
La segunda vez recuerdo que yo ya lo sabia. Recuerdo a la doctora mirarme y recuerdo decirla, «se lo que me vas a decir, no hay latido».
De la tercera vez a penas tengo retengo nada, porque al parecer, ya tenia que estar acostumbrada.
Sanación:
Siempre había escuchado hablar del aborto como una condición física, no como una condición mental. La única referencia cercana que tenia era la de mi madre. Y ella siempre se refería a ello como un tema corporal. Supongo que libremente ella lo vivió así. Pero a mi en el plano físico, aunque uno de los abortos no fue fácil, no me ocurría nada. Nada que no se fuese a solucionar o a cicatrizar plenamente.
Pero la mente no era igual. Yo estaba pasando por un duelo, aunque en ese momento no lo sabia. Y las voces de mi al rededor solo lo empeoraban. Los consejos, los dichosos consejos. Y la preocupación por mi cuerpo, como si fuera lo único importante. Como si lo que me hubieran sacado de dentro fuera algo sin valor, el apéndice o una piedra en el riñón.
Y entonces llegaron las personas adecuadas, en el momento que yo mas necesitaba. Personas que habían pasado por situaciones mucho peores que la mía. Y lejos de usar eso como argumento para que me sintiera mejor «que hay cosas peores» o restarle importancia, fueron los que mas me ayudaron.
Mi compañera Ana que había dado a luz a un bebe de 7 meses sin esperanza de supervivencia. Una semana antes había estado en una ecografia y todo estaba bien. La vida se tuerce en minutos. Nos acompañamos durante todo ese proceso y el de volver a ser madres. Como un extraño cierre de un ciclo, después de eso, no volvimos a hablar. Vanessa, que se ofreció tantas veces a hablar conmigo si me encontraba mal y que había dado a luz a tres hijos de los que ninguno sobrevivió. Mariano, que paso siete veces por esto junto a su mujer y me dio los mejores consejos. Y por ultimo Esther, ella es una seguidora del blog con una estrella en el firmamento. Fue la primera persona que me hablo de los bebes arcoiris. Que me guió donde tenia que buscar para poner nombre a lo que me pasaba. Y me animo a hacerme eco desde aquí, de la importancia del duelo respetado.
Concienciación:
Y así es como llegue hasta aquí. Y descubrí altavoces que ponen el duelo gestacional y neonatal en el lugar que les corresponde. Como «El pijama de Gary«, «El latido de Quique» o la asociación «Umamanita«.
Colgué cintas arcoiris muchas veces y encendí muchas velas en mi mente. Hoy voy a hacerlo de verdad. Voy a hacerlo desde aquí.
Por todas esas madres a las que les dicen que han perdido un bebe. Como el que pierde las llaves de su casa. Un hijo no se pierde, no se vuelve a encontrar, se muere. Por todas las mujeres en esa situación a las que atienden e ingresan en paritorio sin compasión. Al lado de las madres recientes, de los bebes, de la situación que ellas anhelaban. A las que no se les brindan un apoyo psicológico tras la muerte de sus hijos. Para las que no hay protocolos especializados en los hospitales. Ni nadie que les asesore correctamente acerca de sus pechos llenos y sus nidos vacíos. A las que la sociedad y la falsa maternidad de algodón de azúcar deja prácticamente en el ostracismo. A las que se les hace sentir su duelo como un tabú.
También para el resto, porque la información es poder. Porque es mas frecuente de lo que pensamos. Y si llega un momento en el que debes tomar decisiones, como me paso a mi, os aseguro que agradeces tener un mínimo de conocimiento sobre el tema. Y por que hacer tribu es incluir a todas las mujeres, a todas las madres. Se haya desarrollado su maternidad de la forma que sea.
Para terminar:
Y para finalizar hoy para celebrar el Día de la muerte gestacional y neonatal quería hacerle un homenaje a todos mis hijos. Porque pase lo que pase, yo soy madre de seis.